Burnout académico en estudiantes universitarios peruanos
Academic burnout in Peruvian university students
Edwin Gustavo Estrada Araoz
11
; Néstor Antonio Gallegos Ramos
2
Helen Juddy Mamani Uchasara
3
Universidad Nacional Amazónica de Madre de Dios
123
ORCID ID: https://orcid.org/0000-0003-4159-934X
1
ORCID ID: https://orcid.org/0000-0003-1436-9207
2
ORCID ID: https://orcid.org/0000-0003-1735-8570
3
Recibido: 15 de setiembre de 2020 Aceptado: 29 de noviembre de 2020
Resumen
La presente investigación tuvo como objetivo describir el burnout académico de los estudiantes de
la carrera profesional de Educación de una universidad pública de Madre de Dios (Perú). El
enfoque de investigación fue cuantitativo, el diseño no experimental, y de tipo descriptivo-
transeccional. La muestra fue conformada por 202 estudiantes a quienes se les aplicó un
cuestionario de datos sociodemográficos y académicos así como el Cuestionario Maslach Burnout
Inventory Student Survey (MBI-SS), instrumento con adecuados niveles de validez y confiabilidad.
Los hallazgos indican que los estudiantes se caracterizan por presentar niveles moderados de
burnout académico y se determinó que algunas variables como el sexo, el grupo etario, la situación
laboral y el año de estudio se asocian significativamente con el burnout académico. Finalmente se
concluyó que es necesario que se diseñen y ejecuten programas que desarrollen los factores
protectores de los estudiantes para que puedan afrontar adecuadamente situaciones adversas y
estresantes y se disminuya así la prevalencia del burnout académico.
Palabras clave: Burnout académico; agotamiento emocional; eficacia académica; cinismo;
educación superior universitaria.
Abstract
The present research aimed to describe the academic burnout of the students of the professional
education career of a public university in Madre de Dios (Peru). The research approach was
1
Correspondencia al autor:
E-mail: edwin5721@outlook.com
ISSN 2312-4253(impresa)
ISSN 2078-4015(en línea)
48
Apuntes Universitarios, 2021: 11(2), abril-junio ISSN:
2304-0335 DOI: https://doi.org/10.17162/au.v11i2.631
apuntesuniversitarios.upeu.edu.pe
quantitative, the design was non-experimental, and the type was descriptive-transectional. The
sample consisted of 220 students to whom a sociodemographic and academic data questionnaire
was applied as well as the Maslach Burnout Inventory Student Survey (MBI-SS), an instrument
with adequate levels of validity and reliability. The findings indicate that students are characterized
by moderate levels of academic burnout and it was determined that some variables such as sex, age
group, work situation and year of study are significantly associated with academic burnout. Finally,
it was concluded that it is necessary to design and implement programs that develop the protective
factors of students so that they can adequately cope with adverse and stressful situations and thus
decrease the prevalence of academic burnout.
Keywords: Academic burnout; emotional exhaustion; academic effectiveness; cynicism;
university higher education.
Introducción
El síndrome de burnout, también conocido como el síndrome del trabajador quemado, fue
inicialmente descrito por Freudenberger (1974) en la década de los setenta y desarrollado a
profundidad por Maslach (1982) una década después. Se refiere a una forma de cansancio o
agotamiento provocado principalmente por la labor que realizan los profesionales que tienen entre
sus responsabilidades interactuar con personas, como es el caso de los docentes, médicos, policías,
enfermeras, psicólogos, entre otros (Arias et al., 2017; Aguayo et al., 2019; Carlotto, Gonçalves y
Brazil, 2005). Por ello, en las últimas décadas ha crecido el interés por investigar dicha variable
debido a las repercusiones que presenta en la salud física y psicológica de las personas así como su
entorno familiar, laboral y social (Martínez, 2010; De la Rosa et al., 2015).
Sin embargo, el concepto del burnout se amplió a otros ámbitos, pues se determinó que se
puede presentar en cualquier circunstancia, es decir, que trasciende a otros contextos, siendo uno
de ellos, el académico (Rodríguez et al., 2019; Correa et al., 2019; García et al., 2018). Ello debido
a que en el contexto estudiantil de la educación universitaria existen exigencias académicas
(exámenes, tareas, informes, exposiciones, etc.) que puedan afectar de manera negativa el ajuste
psicosocial de los estudiantes y, por ende, sobre su salud mental. Asimismo, la situación puede
agravarse en el caso de las exigencias sean excesivas y que el estudiante no haya desarrollado
estrategias para enfrentarlas (Merino y Fernández, 2020).
Por otra parte, esta condición también puede agudizarse debido a que no siempre las
universidades fomentan el desempeño académico del estudiante, como el no proveer suficientes
recursos, las pésimas estrategias didácticas de los docentes, la existencia de dinámicas negativas
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para la realización del trabajo académico y excesivas exigencias (Loayza et al., 2016; Osorio,
Parrello y Prado, 2020).
Así pues, el burnout académico fue definido como una consecuencia y respuesta al estrés
crónico y se vincularía a la labor, la actividad y el entorno académico, de carácter negativo, dañino
y que podría influir en el desenvolvimiento, la identificación y aceptación de los estudiantes con
su formación y vida académica así como en su salud mental (Caballero, Breso y Gonzáles, 2015).
Lo expuesto implica un sentimiento de agotamiento emocional experimentado por los estudiantes
originado por las demandas académicas, provocando a su vez una actitud cínica, indiferente y poco
comprometida con sus responsabilidades académicas, además de creencias de poca capacidad y
autoeficacia en las actividades que desarrolla (Domínguez, 2018; Aguayo et al., 2019; Marenco,
Suárez y Palacio, 2017).
Pues bien, es necesario remarcar que el burnout académico puede ocasionar graves
consecuencias, tanto físicas como psicológicas para la salud de los estudiantes. “Estas
consecuencias podrían ser psicosomáticas (problemas cardiovasculares, trastornos
gastrointestinales, falta de sueño, fatiga), emocionales (insatisfacción con los estudios, depresión,
falta de autoestima, desmotivación) o conductuales (bajo rendimiento académico, alcohol o abuso
de drogas, mala alimentación, absentismo, abandono escolar)” (Aguayo et al., 2019, p.708).
Existen variables personales, académicas y sociodemográficas que se asocian al burnout
académico. A partir de estudios empíricos o abordajes teóricos pueden clasificarse, según su
naturaleza, en variables del contexto académico (comunicación y distanciamiento con el docente,
estrategias y exigencia del docente, incompatibilidad con la carga horaria, etc.), variables del
contexto social (competitividad entre compañeros, participación en actividades extracurriculares,
carrera profesional elegida, nivel socioeconómico, etc.) y variables intrapersonales (sexo, gestión
del tiempo, ansiedad ante los exámenes, autoeficacia, rasgos de la personalidad, etc.) (Caballero,
Hederich y Palacio, 2010).
Ahora bien, se han encontrado estrategias de afrontamiento que los estudiantes tienden a
usar para lidiar con el burnout académico. En ese sentido y de acuerdo a Caballero et al. (2015), se
pueden clasificar en tres tipos: el primerio, centrado en el problema, la cual busca modificar las
exigencias o eventos que provocan altos niveles de estrés, tratando de resolver el problema o
reducir su impacto. El segundo tipo está orientado al afrontamiento centrado en las emociones, que
conlleva a esforzarse para disminuir o eliminar los pensamientos y sentimientos negativos
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provocados por la situación estresante. Por último, el tercero, tiene que ver con el afrontamiento de
evitación, que implica eludir la situación estresante dejando de pensar en ella o distrayéndose con
otras actividades o acciones.
Existen diversos estudios que investigaron acerca del burnout académico en estudiantes
universitarios y reportaron que existía una prevalencia considerable, ya sea en moderados o altos
niveles (Osorio et al., 2020; Bolaños y Rodríguez, 2016; Loayza et al., 2016; Marenco et al., 2017;
Núñez, 2017; Estrada et al., 2017; Uribe y Illesca, 2017; Rodríguez et al., 2019). Del mismo modo,
algunas investigaciones buscaron conocer qué variables sociodemográficas, académicas o
laborales se asocian al burnout académico y, aunque algunos hallazgos no son totalmente
concluyentes, determinaron que el ser mujer (Osorio et al., 2020; Bolaños y Rodríguez, 2016;
Caballero et al., 2010; Uribe y Illesca, 2017; Rodríguez et al., 2019), pertenecer a los grupos etarios
más jóvenes (Bolaños y Rodríguez, 2016; Aguayo et al., 2019; Estrada et al., 2017), cursar el
primer y último año de estudios (Bolaños y Rodríguez, 2016; Aguayo et al., 2019; Estrada et al.,
2017; Uribe y Illesca, 2017) y trabajar y estudiar a la vez (Caballero, 2006) favorecería a la
aparición del burnout académico en el transcurso de la vida universitaria.
La presente investigación es relevante pues permitirá conocer cuál es la prevalencia del
burnout académico en una universidad pública de Madre de Dios (Perú). A nivel local y regional
son muy pocas las investigaciones que han estudiado dicha enfermedad por lo que resulta
importante estudiar cómo afecta el burnout académico y a partir de los hallazgos que se encuentren
se podrán diseñar y ejecutar acciones preventivas o correctivas con la finalidad de lograr disminuir
su prevalencia y generar las condiciones para que los estudiantes se puedan desenvolver
adecuadamente en la universidad, mejorando su calidad de vida y bienestar psicológico para que
puedan afrontar sus estudios de mejor manera. Por lo expuesto, el objetivo de la presente
investigación fue describir el burnout académico de los estudiantes de la carrera profesional de
Educación de una universidad pública de Madre de Dios (Perú).
Metodología
El enfoque de investigación fue cuantitativo, pues se realizó la recolección y el análisis de
datos haciendo uso de la estadística para determinar el comportamiento de la muestra (Sánchez,
Reyes y Mejía, 2018). En cuanto al diseño, fue no experimental, pues la variable de estudio no fue
manipulada intencionalmente, sino fue observada y finalmente, el tipo fue descriptivo
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transeccional, ya que ya que se analizaron las propiedades y características de la variable burnout
académico y la recolección de datos se dio en un solo momento (Carrasco, 2006).
Con relación a la población, fue conformada por 423 estudiantes pertenecientes a la carrera
profesional de Educación, en sus tres especialidades: Inicial y Especial, Primaria e Informática y
Matemática y Computación, matriculados en el ciclo 2020-II y la muestra quedó constituida por
202 estudiantes, cantidad que fue estimada mediante un muestreo no probabilístico, por
conveniencia.
La técnica utilizada fue la encuesta y los instrumentos para recoger los datos fueron el
cuestionario de datos sociodemográficos y académicos y el Cuestionario Maslach Burnout
Inventory Student Survey (MBI-SS). Ambos cuestionarios fueron estructurados a través de la
herramienta digital Google Forms. Por otro lado, el cuestionario de datos sociodemográficos y
académicos fue elaborado por los autores con la finalidad de recoger información referida
específicamente al sexo, el grupo etario, la especialidad, el promedio ponderado, el año de estudios,
la situación laboral y el estado civil.
Con relación al Cuestionario Maslach Burnout Inventory Student Survey (MBI-SS), fue
diseñado originalmente por Maslach y Jackson (1981), posteriormente adecuado al ámbito
académico por Schaufeli et al. (2002) y finalmente adaptado a la realidad peruana por Correa et al.
(2019). Evalúa el agotamiento originado por las demandas del estudio, las actitudes de desinterés
frente a las actividades académicas, las dudas acerca del valor del estudio así como su sentimiento
de incompetencia en su rol de estudiantes. Está conformado por 15 ítems de tipo Likert (nunca,
pocas veces, a veces, casi siempre y siempre) distribuidos en 3 dimensiones: el agotamiento
emocional, el cinismo y la eficacia académica. Sus propiedades psicométricas fueron determinadas
a través del proceso de validación y confiabilidad. La validación de contenido se realizó mediante
la técnica de juicio de expertos, obteniéndose luego de concordancia un coeficiente V de Aiken de
0,838; lo que indica que el cuestionario tuvo buena validez (Ruiz, 2002). Respecto a la
confiabilidad, fue obtenida a través una prueba piloto realizada a 35 estudiantes, obteniéndose un
coeficiente Alfa de Cronbach de 0,894 para la variable y coeficientes de 0,821; 0,843 y 0,899 para
las dimensiones agotamiento emocional, cinismo y eficacia académica respectivamente, lo que
significa, según Ruiz (2002), que el instrumento, a nivel general, y sus factores poseen muy alta
confiabilidad.
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El proceso de recolección de datos se efectuó en el mes de agosto del año 2020 y para ello
se puso en contacto con los estudiantes mediante el uso de la red social digital Whatsapp con la
finalidad de indicarles el propósito de la investigación y enviarles el enlace para que puedan
acceder a Google Forms. Cuando ellos accedieron al mencionado formulario, leyeron con atención
las orientaciones y brindaron su consentimiento informado, admitiendo que participaron de la
investigación de manera voluntaria. Posteriormente, desarrollaron el cuestionario, el cual tuvo una
duración aproximada 15 minutos. El acceso a la encuesta fue cerrado una vez que se obtuvieron
202 respuestas, la información obtenida fue exportada a un archivo de Microsoft Excel y se realizó,
en el caso del Cuestionario Maslach Burnout Inventory Student Survey (MBI-SS), la calificación
teniendo en cuenta su escala de valoración.
Para efectuar el análisis estadístico se recurrió al Software SPSS versión 22, donde los
resultados descriptivos fueron sistematizados mediante tablas de frecuencia y porcentaje. Por otro
lado, la parte inferencial se realizó utilizando la prueba no paramétrica Chi Cuadrado con la
finalidad de conocer si el burnout académico se asociaba significativamente con las variables
propuestas.
Análisis de datos
En la tabla 1 se describen las características sociodemográficas y académicas de la muestra.
Se puede ver así que la edad promedio de los participantes fue 22 años, la mayoría de participantes
fueron mujeres (59,9%), sus edades oscilaban entre 16 y 20 años (44%), pertenecían a la
especialidad de Inicial y Especial (46,1%), tenían un promedio ponderado entre 11 y 14 (50%),
cursaban el segundo año de estudios (29,2%), no trabajaban (52%) y tenían una pareja estable
(54,5%).
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Tabla 1
Características de la muestra
Variables
n= 202
%
22,8 ± 5,989
Masculino
81
40,1
Femenino
121
59,9
De 16 a 20 años
89
44,0
De 21 a 25 años
67
33,2
De 26 a 30 años
29
14,4
De 31 a más años
17
8,4
Inicial y Especial
93
46,1
Primaria e Informática
74
36,6
Matemática y Computación
35
17,3
Menos de 11
5
2,5
De 11 a 14
101
50,0
De 15 a 17
65
32,2
De 18 a 20
31
15,3
Primero
33
16,3
Segundo
59
29,2
Tercero
48
23,8
Cuarto
38
18,8
Quinto
24
11,9
Trabaja
97
48,0
No trabaja
105
52,0
Con pareja
110
54,5
Sin pareja
92
45,5
Fuente: Base de datos.
Los resultados expuestos en la tabla 2 revelan que la mayoría de estudiantes presentan
niveles moderados de burnout académico (52,5%). En cuanto a sus dimensiones, los estudiantes
también se caracterizan por tener niveles moderados de agotamiento emocional (66,3%), cinismo
(43,1%) y eficacia académica (36,1%).
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Tabla 2
Resultados descriptivos del burnout académico y sus dimensiones
Niveles
Burnout
académico
Agotamiento
emocional
Cinismo
Eficacia
académica
n
%
n
%
n
%
n
%
Alto
51
25,2
33
16,4
54
26,7
61
30,2
Moderado
106
52,5
134
66,3
87
43,1
73
36,1
Bajo
45
22,3
35
17,3
61
30,2
68
33,7
Total
202
100,0
202
100,0
202
100,0
202
100,0
Fuente: Base de datos
En la tabla 3 se observa que el sexo, el grupo etario, el año de estudio y la situación laboral
de los estudiantes se asocian significativamente con la prevalencia del burnout académico (p<0,05),
sin embargo, no se encontraron asociaciones significativas con la especialidad, el promedio
ponderado y el estado civil (p>0,05). Así pues, se pudo determinar que estudiantes del sexo
femenino, que tenían entre 16 a 20 años, que estaban cursando los primeros años de estudio y
trabajaban presentaron niveles de burnout académico ligeramente superiores a los demás grupos.
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Tabla 3
Burnout académico y variables sociodemográficas y académicas
Variables
Burnout académico
X
2
Sig.
Alto
Moderado
Bajo
Sexo
Masculino
15 (18,5%)
44 (54,3%)
22 (27,2%)
21,335
0,000
Femenino
36 (29,8%)
57 (47,1%)
28 (23,1%)
Grupo etario
De 16 a 20 años
25 (28,1%)
47 (52,8%)
17 (19,1%)
28,568
0,000
De 21 a 25 años
18 (26,9%)
35 (52,2%)
14 (20,9%)
De 26 a 30 años
6 (20,7%)
14 (48,3%)
9 (31,0%)
De 31 a más años
2 (11,8%)
10 (58,8%)
5 (29,4%)
Especialidad
Inicial y Especial
24 (25,8%)
52 (55,9%)
17 (18,3%)
4,588
0,061
Primaria e
Informática
20 (27,0%)
34 (46,0%)
20 (27,0)
Matemática y
Computación
7 (20,0%)
20 (57,1%)
8 (22,9%)
Promedio
ponderado
Menos de 11
1 (20,0%)
3 (60,0%)
1 (20,0%)
8,304
0,054
De 11 a 14
21 (20,8%)
61 (60,4%)
19 (18,8%)
De 15 a 17
17 (26,2%)
32 (49,2%)
16 (24,6%)
De 18 a 20
12 (38,7%)
10 (32,3%)
9 (29,0%)
Año de
estudio
Primero
12 (36,4%)
11 (33,3%)
10 (30,3%)
7,520
0,008
Segundo
14 (23,7%)
39 (66,1%)
6 (10,2%)
Tercero
7 (14,6%)
29 (60,4%)
12 (25,0%)
Cuarto
9 (23,7%)
18 (47,4%)
11 (28,9%)
Quinto
9 (37,5%)
9 (37,5%)
6 (25,0%)
Situación
laboral
Trabaja
31 (32,0%)
55 (56,7%)
11 (11,3%)
9,983
0,010
No trabaja
20 (19,0%)
51 (48,6%)
34 (32,4%)
Estado civil
Con pareja
30 (27,3%)
55 (50,0%)
25 (22,7%)
6,215
0,079
Sin pareja
21 (22,8%)
51 (55,5%)
20 (21,7%)
Fuente: Base de datos
Discusión
Estudiar una carrera universitaria puede ser muy exigente y provocar altos niveles de estrés
debido a las altas demandas académicas, sociales y personales. Por ello, existen muchas
probabilidades de que los estudiantes padezcan de burnout académico. En ese sentido, en la
presente investigación se describió la prevalencia del burnout académico en los estudiantes de la
carrera profesional de Educación de una universidad pública de Madre de Dios e identificó algunas
variables que se asocian a ella.
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Un primer hallazgo encontrado da cuenta que los estudiantes se caracterizaban por tener
niveles moderados de burnout académico, es decir, en algunas oportunidades llegaron a agotarse
emocionalmente, al punto de pensar que no pueden dar más de sí mismos, del mismo modo, han
perdido el interés en sus estudios, dándole poca importancia y destinándole poco tiempo y
finalmente, han llegado a dudar de su eficacia académica, desestimando sus competencias,
capacidades y habilidades. Lo expuesto llama la atención ya que la sintomatología del burnout
académico no solo afecta directamente su desempeño en la universidad, sino menoscaba su calidad
de vida. Los resultados descritos coinciden con diversas investigaciones que reportaron la presencia
de burnout académico en los estudiantes, cuyos niveles fluctuaban entre los niveles moderado y
alto y sería provocado principalmente por las demandas del contexto universitario, social y familiar
(Osorio et al., 2020; Bolaños y Rodríguez, 2016; Loayza et al., 2016; Marenco et al., 2017; Núñez,
2017; Estrada et al., 2017; Uribe y Illesca, 2017; Rodríguez et al., 2019).
Al respecto, Marenco et al. (2017) precisan de no existir factores protectores, estrategias
regulativas y de afrontamiento a esta enfermedad, ocasionaría problemas cardiovasculares,
desórdenes mentales, hipertensión, trastornos mentales e insomnio, aumentando los niveles de
morbilidad.
Respecto a las variables sociodemográficas, se pudo identificar que el síndrome de burnout
se asocia significativamente al sexo de los estudiantes (p=0,000<0,05). En ese sentido, se encontró
que las mujeres se caracterizaban por presentar niveles moderados y altos de burnout académico
en comparación a los varones, en quienes predominaban los niveles moderados y bajos. Este
hallazgo es similar a los resultados reportados por algunas investigaciones que encontraron que las
mujeres presentaban niveles ligeramente superiores de burnout académico lo cual sería explicado
porque ellas también tienden a sufrir con mayor frecuencia trastornos interiorizantes (depresión y
ansiedad) frente a situaciones de estrés provocados en muchos casos por los esfuerzos que realizan
para destacar y buscar ser las mejores (Osorio et al., 2020; Bolaños y Rodríguez, 2016; Caballero
et al., 2010; Uribe y Illesca, 2017; Rodríguez et al., 2019).
Otro hallazgo bastante revelador es que se pudo determinar que el burnout académico
también se asoció de manera significativa con el grupo etario al que pertenecían los estudiantes
(p=0,000<0,05). Así pues, los estudiantes más jóvenes (menores de 26 años) se caracterizaban por
tener valores ligeramente superiores de burnout académico, pues presentaban niveles moderados y
altos, mientras que en los estudiantes de edades superiores (de 26 a más años) predominaban los
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niveles moderados y bajos. Lo expuesto es corroborado por investigaciones que determinaron que
los estudiantes que pertenecían a los grupos etarios de menor edad eran los más afectados por el
síndrome de burnout, específicamente por el agotamiento emocional (Bolaños y Rodríguez, 2016;
Aguayo et al., 2019; Estrada et al., 2017).
Del mismo modo, se determinó que el burnout académico se asoció de manera significativa
con el año de estudios (p=0,008<0,05). Lo expuesto quiere decir que los estudiantes que cursaban
el primero, segundo y quinto año de estudios presentaban valores ligeramente superiores de burnout
académico, caracterizándose específicamente por tener niveles alto y moderado, mientras que en
los estudiantes que cursaban el tercer y cuarto año predominaban los niveles moderado y bajo. Este
hallazgo coincide con lo reportado por algunas investigaciones que determinaron que los alumnos
ingresantes y que están a punto de egresar tienden a presentar mayores niveles de burnout
académico, debido posiblemente a que, en el caso de los ingresantes, estén adaptándose a la
transición de la vida escolar a la vida universitaria y las altas demandas académicas que ella genera.
Por otro lado, en el caso de los estudiantes que están en el último año de estudios, tienden a
presentar sintomatologías asociadas al estrés y ansiedad debido a que se encuentran elaborando sus
trabajos de investigación conducentes a la obtención de su título profesional (Bolaños y Rodríguez,
2016; Aguayo et al., 2019; Estrada et al., 2017; Uribe y Illesca, 2017).
Así también, se encontró que los niveles del burnout académico también están asociados de
manera significativa a la situación laboral de los estudiantes (p=0,008<0,05). Bajo esa premisa, los
estudiantes que trabajaban y estudiaban se caracterizaban por presentar niveles ligeramente
superiores de burnout académico en comparación a los estudiantes que solo estudiaban. Este
hallazgo coincide parcialmente con lo reportado por Caballero (2006) quien encontró que los
estudiantes que trabajaban presentaban mayores niveles de eficacia académica, factor que compone
el burnout académico. El hallazgo tiene lógica ya que el estudiante al tener que trabajar y estudiar
suele preocuparse más por gestionar su tiempo, cumplir sus responsabilidades oportunamente y
ello a su vez le genera niveles elevados de estrés.
El burnout académico es una enfermedad bastante común en los estudiantes universitarios
y por ese motivo, debe ser detectada o prevenirse pues de presentarse en niveles altos o profundos
y no realizar un tratamiento, provocaría síntomas psicosomáticos, conductuales y emocionales
(Rosales y Rosales, 2013), que indudablemente afectarán negativamente su rendimiento académico
y podrían provocar la deserción de la universidad (García et al., 2018).
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Por último, es necesario señalar que la presente investigación tuvo algunas limitaciones,
como la cantidad de la muestra, lo cual no permite generalizar los resultados y los restringe al
presente grupo de estudiantes universitarios. Del mismo modo, al ser una investigación transversal,
la recolección de datos se realizó al finalizar el ciclo académico, lo cual podría haber afectado los
resultados. Finalmente, solo se asociaron las variables sociodemográficas y académicas con el
burnout académico pero no con sus factores.
Conclusión
Se concluyó que los estudiantes de la carrera profesional de Educación de una universidad
pública de Madre de Dios (Perú) se caracterizaban por presentar niveles moderados de burnout
académico. Asimismo, se halló que algunas variables como el sexo, el grupo etario, la situación
laboral y el año de estudio se asociaron significativamente con el burnout académico. En función
a lo expuesto, es menester que el área de psicopedagogía de la universidad diseñe y ejecute
programas que promuevan en los estudiantes el desarrollo de factores protectores para que puedan
afrontar adecuadamente situaciones adversas y estresantes y de esta manera se disminuya la
prevalencia del burnout académico.
Por otro lado, se recomienda a las futuras investigaciones que incrementen el número de la
muestra, incluyendo a estudiantes de otras carreras profesionales, para poder generalizar los
resultados y sería muy relevante que se asocien otras variables sociodemográficas y académicas
con los factores del burnout académico (agotamiento emocional, cinismo y eficacia académica)
para tener una mirada más precisa y comprender mejor esta problemática que no es ajena a los
estudiantes universitarios.
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