Prácticas parentales y entorno de residencia en adolescentes: un estudio
comparativo a nivel de riesgo psicosocial
Parenting practices and neighborhoods in adolescents: a comparative study at the level
of psychosocial risk
Alvaro Jaime Hinostroza Ballón
1a
Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas. Lima, Perú
1
Orcid ID: https://orcid.org/0000-0002-4853-6707
1
Recibido: 02 de setiembre de 2020 Aceptado: 24 de noviembre de 2020
Resumen
El presente estudio se realiza con la finalidad de describir y comparar los resultados entre 85
adolescentes que residen en una zona considerada de alto riesgo psicosocial del Callao (Perú)
con un grupo de 82 adolescentes de similares características sociodemográficas que reside en
una zona no considerada de alto riesgo psicosocial de la misma jurisdicción. La metodología es
de tipo descriptivo comparativo y de diseño no experimental, transversal. En este caso, se usó
la Escala de Afecto y la Escala de Normas y Exigencias, y la Escala de Violencia en el Barrio.
Los resultados permiten afirmar que los adolescentes de una zona de alto riesgo psicosocial
expresan, desde su percepción, que sus padres priorizan el afecto, el interés y la comunicación,
atribuyéndole especialmente al objeto materno dicha práctica. De la misma manera, refieren
también, que sus padres recurren al diálogo cuando deben de supervisar o exigir el
cumplimiento de sus límites; sin embargo, a comparación del grupo control, evalúan a sus
padres de manera más autoritaria.
Palabras clave: Prácticas parentales, percepción, adolescencia, riesgo psicosocial.
Abstract
The present study is carried out with the purpose of describing and comparing the results
between 85 adolescents who reside in an area considered to be of high psychosocial risk in the
city of Callao (Peru) with a group of 82 adolescents with similar sociodemographic
characteristics who reside in an area not considered to be of high psychosocial risk of the same
jurisdiction. The methodology is descriptive - comparative and has a non-experimental, cross-
sectional design. In this case, the Escala de Afecto and the Escala de Normas y Exigencias and
the Escala de Violencia en el Barrio were used. The results allow us to establish that adolescents
in a zone of high psychosocial risk express, from their perception, that their parents prioritize
affection, interest and communication, and they attribute this practice especially to the maternal
a
Correspondencia al autor
E-mail: alvaro.hinostroza@gmail.com
Apuntes Universitarios, 2021: 11(2), abril-junio ISSN:
2304-0335 DOI: https://doi.org/10.17162/au.v11i2.629
apuntesuniversitarios.upeu.edu.pe
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object. Similarly, they also refer, that their parents resort to dialog when they must monitor or
demand compliance with their limits; however, compared to the control group, they evaluate
their parents more authoritatively.
Keywords: Parenting practices, perceived, adolescence, psycho-social risk
Introducción
La adolescencia comprende la etapa etaria que presenta mayor cantidad de cambios
(emocionales, físicos, fisiológicos, etc.). En este caso, existen diversas propuestas teóricas que
describen y justifican las conductas presentes en esta etapa; sin embargo, la principal fuente de
información debe surgir del propio adolescente. Es pues, labor de quien pretenda ejercer
influencia en ellos, estar atento a lo que nos comunican y a los permanentes riesgos que están
expuestos. La intensidad con que perciben las emociones y la necesidad del adolescente de
individualizarse de sus padres, lo condiciona a explorar vivencias nuevas y asumir peligros
(Benarous, et al., 2020; Benarous & Mazet, 2020; Bernal & Bernal, 2020; Bonilla, 2020;
García-Álvarez et al., 2020). Por lo tanto, diseñar e implementar políticas preventivas en favor
de los jóvenes es una acción necesaria.
Se reconoce al constructo prácticas parentales como la vía que teoriza las conductas
específicas de los padres para poder dimensionarse y categorizarse bajo algún modelo. De
acuerdo a Darling y Steinberg (1993), el estilo de crianza es la suma de las actitudes de los
padres que se transmiten y expresan a los hijos a través de comportamientos paternos
específicos, a lo que se denomina prácticas parentales, y/o a través de comportamientos
paternos no específicos como gestos, modulaciones de la voz o expresiones espontáneas de las
emociones percibidas. Lo cual es ratificado por diferentes estudios (Catemaxca, 2018; Cruz,
Flores & Jiménez, 2019; Espinosa, Mendoza & Villalba, 2020), quienes refieren que las
prácticas parentales son las acciones concretas que los adultos encargados realizan para
asegurar e impulsar el desarrollo del menor de manera que logre aprender a desenvolverse
autónoma y socialmente en el mundo que lo rodea. Asimismo, Catemaxca, 2018; Cruz, Flores
y Jiménez, 2019; Espinosa, Mendoza y Villalba 2020, han demostrado la asociación entre las
prácticas parentales, medido desde el apoyo y control parental, con el desarrollo integral del
niño y adolescente debido a que es determinante para la salud integral de cada infante.
Según Díaz y Moral (2018); Ibarra (2020); Mendoza, Claros y Peñaranda (2016) la
adolescencia intermedia, que se estima entre los 14 y 16 años, es la etapa en la que los conflictos
sociales prevalecen, así como su interés en distanciarse de las normas y acompañamiento
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paterno. El proceso de aceptación del cuerpo debe concluir y buscan mostrarse atractivos, lo
cual corresponde con disposición a vivenciar experiencias de intimidad sexual. Se intensifican
sus emociones e impulsos, experimentan una sensación de omnipotencia y el grupo de pares
asume la estructura de normas y códigos de conducta, por ello es la etapa en que están más
expuestos a conductas de riesgo. En tal sentido, es un período de alta vulnerabilidad psicológica,
en el que es frecuente la aparición de comportamientos de riesgo o trastornos mentales
(Álvarez-Malé, Bautista & Serra, 2015; Díaz & Moral, 2018; Ibarra, 2020; Martín-Fernández,
Matalí, García-Sánchez, Pardo, Lleras, Castellano-Tejedor, 2017).
Las prácticas parentales dirigidas a manifestar afecto y a conseguir control sirven como
factores protectores y reguladores de conducta ante los conflictos que el adolescente pueda
vivenciar. Ello se corrobora en las diversas investigaciones que reconocen la trascendencia de
las prácticas parentales en el ajuste conductual durante la etapa adolescente (Catemaxca, 2018;
Cruz, Flores & Jiménez, 2019; Espinosa, Mendoza & Villalba, 2020).
Diversas investigaciones (Chetty, Hendren & Katz, 2016; Madueño, Lévano & Salazar,
2020; Newbury, Arseneault, Caspi, Moffitt, Odgers & Fisher, 2016) han señalado la asociación
significativa y positiva entre un entorno de residencia de alto riesgo, con problemas de conducta
en la niñez y consecuente incursión en conductas de riesgo durante la adolescencia.
Considerando, además, la trascendencia que tiene para el ajuste conductual del adolescente las
prácticas parentales empleadas en su crianza, los investigadores (Del Barrio et al., 2009;
Cuellar, Jones & Sterrett, 2015; Suen, et al., 2019) han evaluado y aseverado el poder mediador
de las prácticas parentales para canalizar la influencia de los entornos de residencia.
De esta manera, considerando la trascendencia de la crianza en la socialización de la
persona y la necesidad de la sociedad de proteger a sus menores en riesgo; es que la presente
investigación pretende describir las prácticas parentales percibidas de los padres por un grupo
de adolescentes que viven en una zona de alto riesgo psicosocial y compararlas con otro grupo
de adolescentes que vive en una zona no considerada de alto riesgo psicosocial; a través del
constructo prácticas parentales y las dos dimensiones de crianza que hasta la actualidad generan
representatividad en la literatura científica por su trascendencia en el desarrollo formativo de
un hijo: el apoyo y el control parental.
Este estudio se centra en la Provincia Constitucional del Callao, en donde el Observatorio
de la Criminalidad del Callao (2015) presentó lo que ellos denominaron el “Mapa del delito del
Callao”, en donde se evidencia qué tipo de delitos se han cometido en cada distrito desde enero
a octubre del 2015, permitiendo así identificar los entornos de residencia de mayor riesgo.
Específicamente, los resultados acerca de los 2 distritos planteados por la presente investigación
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como zona no considerada de alto riesgo (La Perla) y zona considerada de alto riesgo (Callao-
Cercado) avalan nuestra elección.
Método
Diseño
El presente estudio es de tipo descriptivo - comparativo dado que se pretende analizar las
prácticas parentales y el entorno de residencia en dos grupos de adolescentes. De la misma
manera, se trata de un diseño no experimental ya que las variables no han sido controladas.
Asimismo, es un diseño de investigación de tipo transversal, ya que se recogen los datos de
ambos grupos en un solo momento, sin realizar un seguimiento de la muestra (Fresno, 2019).
Participantes
En la selección de la muestra se utilizó un tipo de muestreo no probabilístico y accidental.
Bajo estos parámetros, la muestra estuvo conformada por 167 adolescentes: 85 adolescentes
(51 mujeres y 34 varones) entre los 14 y 15 años de edad (M = 14.31; DE = 0.47) que viven y
estudian en una zona considerada de alto riesgo psicosocial de la Provincia Constitucional del
Callao y 82 adolescentes (42 mujeres y 40 varones), del mismo rango de edad, (M = 14.63; DE
= 0.48) que viven y estudian en una zona no considerada de alto riesgo psicosocial de la
Provincia Constitucional del Callao.
Instrumentos
El primer instrumento utilizado en la presente investigación es la Escala de Afecto:
Versión para hijos (EA-H), elaborada por Bersabé, Fuentes y Motrico (2001) para evaluar el
constructo apoyo parental mediante el estudio de dos factores: el factor I afecto-comunicación,
que mide el afecto, interés y comunicación que los padres manifiestan con sus hijos; y el factor
II crítica-rechazo, que evalúa la crítica, el rechazo y la falta de confianza que los hijos perciben
de sus padres. La EA-H está compuesta por 20 ítems, donde 10 ítems evalúan cada factor. Cada
factor obtiene un puntaje entre 10 y 50 mediante un formato Likert. En cuanto a la confiabilidad
del instrumento, la evaluación de la figura materna correlaciona con el Factor I en .87 y con el
Factor II en .81; mientras que la evaluación de la figura paterna correlaciona con el Factor I en
.90 y con el Factor II en .83. De acuerdo a la validez del instrumento, Bersabé et al. (2001)
sustentan la validez de la EA-H mediante el tipo de validez convergente. La correlación entre
la puntuación total de afecto obtenida con el EA-H y la puntuación total hallada con el Inventory
of Parent and Peer Attachment (IPPA) de Armsden y Greenberg que evalúa de manera conjunta
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el nivel de afecto con padres y grupo cercano de pares, resulta bastante elevada: 0.76 en lo
referido a la evaluación de las prácticas parentales maternas y 0.77 en lo referido a la evaluación
de las prácticas parentales paternas.
El segundo instrumento utilizado es la Escala de Normas y Exigencias: Versión para
hijos (ENE-H), fue elaborada también por Bersabé et al. (2001) para evaluar el constructo
control parental mediante el estudio de tres factores: el factor 1 forma inductiva, que contempla
una actitud dialogante de los padres al definir, justificar y supervisar el cumplimiento de
determinados límites; el factor 2 forma rígida, en donde la actitud paterna predominante en el
momento de ejercer autoridad es la imposición y lo establecido puede ser considerado como
muy riguroso para un niño; y el factor 3 forma indulgente, cuando por la permisividad de los
padres no se consiguen establecer límites, o en todo caso, evaden la supervisión de que lo
acordado se cumpla.
La ENE-H está compuesta por 28 ítems: 10 ítems corresponden al factor 1, 10 ítems al
corresponden al factor 2 forma rígida, y 8 ítems corresponden al factor 3 forma indulgente. En
los dos primeros factores se pueden obtener calificaciones no menores a 10 y no mayores a 50
puntos, mientras que la calificación del tercer factor fluctúa entre 8 y 40 puntos. Los ítems se
presentan en un formato de respuesta Likert. En cuanto a la confiabilidad del instrumento, la
evaluación de la figura materna correlaciona con el Factor 1 en .80, con el Factor 2 en .72 y con
el Factor 3 en .64; mientras que la evaluación de la figura paterna correlaciona con el Factor 1
en .85, con el Factor 2 en .73 y con el Factor 3 en .60. De acuerdo a la validez del instrumento,
Bersabé et al. (2001) sustentan la validez de la ENE-H mediante el tipo de validez convergente.
Al analizar la correlación con el Parental Authority Questionnaire (PAQ) de Buri (1991), las
autoras comprobaron la adecuada correlación entre ambos constructos: 0.50, 0.56 y 0.40 en lo
referido a la evaluación de la madre, y 0.63, 0.56 y 0.39 en lo referido a la evaluación del padre.
El tercer instrumento utilizado es la Escala de violencia en el barrio, la cual es la versión
adaptada para España por Gracia, Fuentes y García (2010), del postulado teórico Perceived
neighborhood violence propuesto por Robert Sampson, Stephen Raudenbush y Felton Earls en
1997. Los autores afirman que la ocurrencia de alguna de las situaciones implicaría 1 punto,
por lo que la escala tendría una puntuación global de violencia percibida en el barrio entre 0 y
5 puntos. La escala fue empleada en inglés por Gracia, Herrero, Fuente y Lila (2008, 2009),
Sampson y Raudenbush (1999), y en español para población colombiana (Duque y Klevens,
2000) y población española (Fuentes et al., 2015) en sus respectivas investigaciones sobre la
violencia en la comunidad. La escala sólo tiene una puntuación global, por lo que el coeficiente
Alpha de Cronbach global fue de 0.711 y 0.72 respectivamente.
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Consideraciones éticas
La aplicación se dio previa coordinación con cada director de la Institución escogida. A
cada padre de familia se le entregó un consentimiento informado donde adquirían conocimiento
del propósito de la intervención y aceptaban la evaluación en la hora de tutoría. El día de la
aplicación se contó con la participación de un profesional en psicología como apoyo y se acudió
con los protocolos individuales agrupados en un sobre manila. Se explicó a los estudiantes la
manera en que debían responder la ficha y los cuestionarios; solicitándoles que inicien
completando la Ficha sociodemográfica, continúen con el documento titulado Escala de Afecto,
culminen con la Escala de Normas y Exigencias. Al finalizar, cada estudiante entregó el sobre
con los protocolos resueltos en su interior. No excedieron los 30 minutos esperados y no se
presentaron interrupciones que puedan interferir en los resultados, por lo que la aplicación se
dio sin contratiempos.
Análisis de datos
Los resultados obtenidos fueron analizados mediante el paquete estadístico SPSS. En
primer lugar, se analizó la normalidad de las puntuaciones mediante la prueba Kolmogorov-
Smirnov dado el número de muestra de 167 participantes. Los puntajes mostraron distribución
no normal, por lo que en todos los análisis se utilizaron estadísticos no paramétricos.
Luego, se realizaron análisis descriptivos en cuanto a la tendencia central y de dispersión
del grupo para observar la variabilidad de las puntuaciones en el grupo estudiado y se procedió
a efectuar el análisis comparativo de medias con 2 variables independientes usando U de Mann
Whitney. El análisis de correlación se dio usando el coeficiente Spearman; para finalmente
determinar, la probabilidad de no cometer un error tipo II y la magnitud del efecto mediante el
hallazgo del valor de la potencia y de la d de Cohen, respectivamente.
Resultados
A continuación, se procede a presentar los resultados obtenidos considerando los
objetivos de la investigación. En primer lugar, atendiendo el objetivo general, se muestra el
análisis de diferencias de las prácticas parentales de acuerdo a la figura parental y el análisis de
diferencias de las prácticas parentales de acuerdo al nivel de riesgo del barrio, y la relación que
existe entre el apoyo y control parental en los participantes que viven en zona de alto riesgo. En
segundo lugar, se presenta el análisis de diferencias de las prácticas parentales respecto al sexo
del participante que vive en una zona de alto riesgo. En tercer lugar, se detalla la relación que
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existe entre las prácticas parentales percibidas y el nivel de riesgo percibido por el adolescente
que vive en zona de alto riesgo psicosocial.
En la tabla 1, respecto a la relación entre prácticas parentales y nivel de riesgo del entorno
de residencia, se demuestra lo siguiente. En el contexto de alto riesgo, la figura materna muestra
niveles significativamente más elevados que la figura paterna en lo que corresponde al factor
afecto comunicación (Z=-2.701, p<.01), al factor crítica rechazo (Z=-4.557, p<.01) y al
factor normas rígidas (Z=-2.504, p<.02). En este caso, los adolescentes participantes perciben
a la figura materna con una mayor presencia que el padre en lo que se refiere tanto a la
comunicación afectuosa como a la comunicación crítica; y por consiguiente, en la manera rígida
en que imponen las normas.
En lo que respecta al entorno de bajo riesgo, los resultados son los mismos, la figura
materna muestra niveles significativamente más elevados que la figura paterna en los factores
afecto – comunicación (Z=-3.296, p<.01), crítica – rechazo (Z=-3.556, p<.01) y normas rígidas
(Z=-3.639, p<.01); sin embargo, la figura paterna muestra niveles significativamente más altos
que la figura materna en lo que corresponde al factor de normas indulgentes (Z=-3.798, p<.01),
sobre el cual se entiende que la figura paterna es percibida, a diferencia de la figura materna,
como una persona más permisiva en el momento de ejercer la imposición de las normas.
Tabla 1
Análisis de diferencias de las prácticas parentales de acuerdo a la figura parental
Padre
Escalas
Mdn
Mi
n
Max
Mdn
Mi
n
Max
Z
p
d de
Cohen
1-β
Alto R
FI
39
13
50
34
10
50
-2.701
<.01
.29
.14
FII
16
11
43
15
10
44
-4.557
<.01
.59
.28
F1
40
14
50
39
13
50
-.841
.40
.03
.02
F2
32
14
45
31
12
50
-2.504
<.02
.21
.10
F3
17
9
30
18
9
34
-.989
.32
-.19
-.10
Bajo R
FI
38
12
50
34
11
50
-3.296
<.01
.33
.16
FII
17.5
10
38
15.5
10
31
-3.556
<.01
.56
.27
F1
39
18
49
37
12
50
-.860
.39
.14
.07
F2
30
12
48
26
12
46
-3.639
<.01
.41
.20
F3
16
9
28
18
9
34
-3.798
<.01
-.48
-.23
Nota: FI=Factor afecto-comunicación, FII=Factor crítica-rechazo, F1=Factor normas inductivas,
F2=Factor normas rígidas, F3=Factor normas indulgentes.
N=167
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En la tabla 2 se aprecia que la única diferencia significativa se encuentra en lo que
corresponde a las normas rígidas percibidas de la figura paterna (U=2493, p<.01). La figura
paterna del entorno de alto riesgo muestra índices significativamente más elevados que la figura
paterna de un entorno de bajo riesgo. En este sentido, los adolescentes que viven en una zona
de alto riesgo psicosocial perciben a su figura paterna más predispuesta a imponer normas
rígidas que sus pares que viven en un entorno de residencia de bajo riesgo.
Tabla 2
Análisis de diferencias de las prácticas parentales de acuerdo al nivel de riesgo del barrio
Alto Riesgo
Escalas
Mdn
Mi
n
Max
Mdn
Mi
n
Max
U
p
d de
Cohen
1-β
Madre
FI
39
13
50
38
12
50
3281.5
.51
.10
.10
FII
16
11
43
17.5
10
38
3139.5
.28
.18
.20
F1
40
14
50
39
18
49
3233.0
.42
.12
.12
F2
32
14
45
30
12
48
2990.5
.11
.24
.33
F3
17
9
30
16
9
28
3008.5
.13
.24
.33
Padre
FI
34
10
50
34
11
50
3264.5
.48
.10
.10
FII
15
10
44
15.5
10
31
3184.0
.33
.16
.17
F1
39
13
50
37
12
50
3162.0
.30
.16
.17
F2
31
12
50
26
12
46
2493.0
<.01
.52
.90
F3
18
9
34
18
9
34
3248.5
.45
.12
.12
Nota: FI=Factor afecto-comunicación, FII=Factor crítica-rechazo, F1=Factor normas inductivas,
F2=Factor normas rígidas, F3=Factor normas indulgentes.
N=167
En esta misma línea de análisis y en relación entre el apoyo y el control parental en una
zona de alto riesgo, la tabla 3 presenta la percepción de la figura materna, de la figura paterna
y la relación entre ambas. En relación a la figura materna se observa que un aumento del nivel
de afecto y comunicación se asocia negativamente con el nivel de crítica y rechazo percibido (r
=-.41, p<.01) y que las normas inductivas y rígidas están directamente asociadas (r =.30, p<.01).
Finalmente, se observa una asociación entre el nivel de afecto y comunicación con la percepción
de vivenciar normas inductivas (r =.73, p<.01), y también con la percepción de vivenciar
normas rígidas, aunque en menor medida (r =.26, p<.05).
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En relación a la figura paterna, se observa que un aumento del nivel de afecto y
comunicación se asocia negativamente con los niveles de crítica y rechazo percibidos, de igual
magnitud que en el caso de la figura materna (r =-.40, p<.01). Asimismo, las normas inductivas
y rígidas percibidas también están directamente asociadas, aunque la asociación es más débil
que en el caso de la figura materna (r =.26, p<.05). Finalmente, se aprecia una asociación
significativa entre el nivel de afecto y comunicación con la percepción de vivenciar normas
inductivas (r =.66, p<.01), indulgentes (r =.34, p<.01) y rígidas (r =.29, p<.01), de acuerdo a la
intensidad de la relación.
En cuanto a la relación entre las dimensiones de ambas figuras, se puede apreciar que el
nivel afecto y comunicación de la figura materna está relacionado con el mismo nivel de la
figura paterna (r =.32, p<.01), de la misma manera que ocurre con el nivel de crítica y rechazo,
aunque con mayor intensidad (r =.49, p<.01). Así como también se observa con alta intensidad
que los tres modos de imponer normas de la figura materna se asocian con el respectivo modo
de imponer normas de la figura paterna: normas inductivas (r =.59, p<.01), normas rígidas (r
=.56, p<.01) y normas indulgentes (r =.53, p<.01).
Tabla 3
Relación entre las figuras parentales en adolescentes de alto riesgo
Escalas
1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
1. FM-FI
----
2. FM-FII
-.41**
----
3. FM-F1
.73**
-.40**
----
4. FM-F2
.26*
.14
.30**
----
5. FM-F3
.02
.02
.06
.02
----
6. FP-FI
.32**
.11
.31**
.22*
.13
----
7. FP-FII
-.24*
.49**
-.26*
.11
.13
-.40**
----
8. FP-F1
.44**
-.18
.59**
.20
.09
.66**
-.42**
----
9. FP-F2
.13
.15
.16
.56**
.11
.29**
.16
.26*
---
10. FP-F3
-.10
.16
-.08
.15
.53**
.34**
.06
.15
.06
---
Nota: FM-FI=Figura materna - Factor afecto-comunicación, FM-FII=Figura materna - Factor crítica-
rechazo, FM-F1=Figura materna - Factor normas inductivas, FM-F2=Figura materna - Factor normas
rígidas, FM-F3=Figura materna - Factor normas indulgentes, FP-FI=Figura paterna - Factor afecto-
comunicación, FP-FII=Figura paterna - Factor crítica-rechazo, FP-F1=Figura paterna - Factor normas
inductivas, FP-F2=Figura paterna - Factor normas rígidas, FP-F3=Figura paterna - Factor normas
indulgentes. N=85; *p<.05; **p<.01
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En la tabla 4, sobre la relación entre prácticas parentales y género en un entorno de alto
riesgo, se muestra que existen diferencias significativas en lo que corresponde al nivel de crítica
y rechazo percibido de la figura materna (U=575, p<.01) y de la figura paterna (U=569, p<.01).
En este caso, podemos inferir que los adolescentes varones que viven en una zona de alto riesgo
perciben a ambas figuras parentales más críticas a comparación de las mujeres.
Tabla 4
Análisis de diferencias de las prácticas parentales de acuerdo al sexo del adolescente que
vive en una zona de alto riesgo
Mujeres
Escalas
Mdn
Mi
n
Max
Mdn
Mi
n
Max
U
p
d
1-β
Madre
FI
39
13
50
38.5
19
49
813.5
.63
.10
.07
FII
15
11
43
19
12
31
575.5
.01
.61
.76
F1
40
14
50
39
21
50
763.5
.35
.20
.14
F2
32
14
45
31
22
45
843.0
.83
.04
.05
F3
17
9
30
16
12
27
859.0
.94
.02
.05
Padre
FI
33
10
50
34.5
14
50
798.0
.54
.14
.09
FII
14
10
44
17
11
40
569.0
.01
.61
.76
F1
39
13
50
34.5
21
50
769.5
.38
.20
.14
F2
32
12
50
30.5
17
43
791.0
.50
.14
.09
F3
18
10
34
17
9
26
775.5
.41
.18
.12
Nota: FI=Factor afecto-comunicación, FII=Factor crítica-rechazo, F1=Factor normas inductivas,
F2=Factor normas rígidas, F3=Factor normas indulgentes.
N=85
En la tabla 5 se puede apreciar que, en cuanto a la relación entre prácticas parentales y el
nivel de riesgo percibido en los adolescentes que viven en una zona de alto riesgo, existe una
tendencia que relaciona inversamente el nivel de riesgo percibido en el barrio con la
predisposición de la figura materna a emplear normas rígidas (r =-.23, p<.05).
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Tabla 5
Relación entre prácticas parentales y el riesgo percibido en el barrio de alto riesgo
Escalas
Riesgo percibido
Madre
FI – Afecto-comunicación
-.09
FII – Crítica-rechazo
.08
F1 – Normas inductivas
-.12
F2 – Normas rígidas
-.23*
F3 – Normas indulgentes
-.16
Padre
FI – Afecto-comunicación
-.02
FII – Crítica-rechazo
-.01
F1 – Normas inductivas
-.15
F2 – Normas rígidas
-.08
F3 – Normas indulgentes
-.01
N=85; *p<.05
Discusión
En este capítulo se presenta el análisis e interpretación de los resultados obtenidos en la
presente investigación. Para dicho fin, se describe y discute, en primer lugar, las prácticas
parentales percibidas de los padres de un grupo de adolescentes que viven en una zona de alto
riesgo psicosocial, para luego analizar el comparativo realizado con un grupo de adolescentes
que viven en una zona no considerada de alto riesgo psicosocial. En segundo lugar, se discute
las prácticas parentales percibidas de los padres de un grupo de adolescentes que viven en una
zona de alto riesgo psicosocial de acuerdo al sexo del participante; para finalmente, analizar las
mismas prácticas parentales bajo el nivel de riesgo percibido por los adolescentes.
Las prácticas parentales percibidas por adolescentes de su figura materna desde la
perspectiva del apoyo parental están caracterizadas por una predominancia del afecto y la
comunicación en desmedro de la crítica y el rechazo. Considerando ello, las muestras de afecto
y comunicación en el ámbito intrafamiliar del Callao parecen resultar una tendencia que aún
persiste debido a la evidencia de que se cuenta con familias principalmente nucleares (Plan
Regional de Fortalecimiento de las Familias 2015-2021 de la Región Callao, 2015). Si bien se
tiene en cuenta la alta tasa de madres que han vivenciado alguna experiencia de violencia y la
alta tasa de madres con escolaridad básica inconclusa, entendemos que contamos con figuras
maternas y/o paternas resilientes que en forma innata y/o aprendida logran expresarles a sus
hijos el afecto y el interés de establecer una adecuada comunicación con ellos. Implícitamente
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les otorgan un valor significativo a las demostraciones de apoyo, a pesar de encontrarse en un
entorno adverso cargado de violencia.
En lo que respecta a las normas y exigencias puestas en práctica por la figura materna en
esta población, entendido como el control parental que ejerce la figura materna, se priorizan las
formas inductivas. La percepción del predominio del afecto y la comunicación cimienta la
percepción del adolescente de que es validada su opinión y reconocida sus necesidades. Sin
embargo, que la percepción de normas rígidas demuestre por su parte una presencia
significativa y que la forma indulgente que procede de la madre registre una puntuación baja,
permite concluir que existiría una clara posición de parte de las figuras maternas a establecer
normas, menguando la magnitud del autoritarismo gracias al vínculo establecido.
En este contexto, se observa que el nivel de afecto y comunicación percibido de la figura
materna se asocia directa y fuertemente con la percepción de normas inductivas de su parte, y
en menor medida, con la percepción de normas rígidas. Seguramente en un entorno de alto
riesgo psicosocial, la percepción de apoyo gira en torno a una comunicación frecuente sobre la
seguridad y el “deber ser” para evitar riesgos, estableciéndose lineamientos de conducta de
parte de la madre permanentemente (Del Barrio et al., 2009; Cuellar, Jones & Sterrett, 2015;
Suen et al., 2019). He ahí que la asociación no se establezca con una posición indulgente de la
madre. De la misma manera, se comprueba que el afecto y la comunicación percibida están
inversamente asociados con la percepción de crítica y rechazo de la figura materna. Sirviendo
como un catalizador de asertividad en la comunicación que fortalece el vínculo madre e hijo/a.
En lo que respecta a la figura paterna; la tendencia se mantiene. El nivel de afecto y
comunicación percibido de la figura paterna se asocia directa y fuertemente con la percepción
de normas inductivas de su parte. Los adolescentes que viven en una zona de alto riesgo
psicosocial también perciben de su figura paterna principalmente afecto y comunicación. Su
nivel de percepción de crítica y rechazo tampoco logra ser significativa e incluso por debajo de
lo esperado; sin embargo, los resultados evidencian un nivel de afecto y comunicación menor
al registrado por la figura materna. En este caso, la figura materna es la persona que está la
mayor parte del tiempo con el hijo/a, incluso a solas con él/ella, a comparación del tiempo
efectivo con el que cuenta la figura paterna. Compartir más tiempo implicaría mayores
encuentros y desencuentros. Quizá sea esa la razón por la cual se le categoriza a la figura
materna como el elemento de mayor afecto y al padre como el menos crítico.
La percepción que tiene el adolescente sobre la manera en que la figura paterna establece
normas y exigencias es equivalente a lo que percibe de su figura materna. Principalmente un
estilo inductivo de corrección que se muestra estricto al ejercer control parental. La menor
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proporción de tiempo que la figura paterna comparte con el hijo adolescente, a comparación del
tiempo que comparte con la figura materna, parece ser más efectivo en cuanto a la fluidez de la
comunicación. El espacio de encuentro con el padre parece resultar un momento de distención
para el adulto y el hijo. Es así que, sin necesidad de mostrarse indulgente, la figura paterna
consigue demostrar apoyo parental y asertivamente sustentar con ello el control que ejerce.
En el caso de la figura paterna, el nivel percibido de afecto y comunicación se asocia
directamente con la percepción de las tres formas de establecimiento de normas y exigencias:
inductiva, indulgente y rígida, respectivamente. El nivel de apoyo paterno tiene una relación
directa con la forma inductiva en la medida en que le brinda al adolescente una presencia
significativa en el momento de estructurar límites y establecer consecuencias ante su
incumplimiento. Por su parte, el acuerdo es entendido por el adolescente como un espacio
valioso de diálogo que lo hace sentir en una posición de mayor autonomía (Catemaxca, 2018;
Cruz, Flores & Jiménez, 2019; Espinosa, Mendoza & Villalba, 2020). En el caso de la forma
indulgente, se entiende que la figura paterna, a diferencia de la materna, se permite concesiones
a un nivel de mostrarse permisivo ante ciertas transgresiones. Esta actitud es reconocida por el
adolescente como una situación cotidiana que se da sólo con la figura paterna y que puede ser
entendida como un acto comprensivo que aumente el nivel de confianza. Sobre la forma rígida,
las normas impuestas drásticamente parece que el propio adolescente lo justifica basándose en
la clara percepción de apoyo paterno que vivencia. Ante esto, asume cualquier actitud y
conducta paterna correctiva como intervenciones que subjetivamente al adolescente le brinda
seguridad (Del Barrio et al., 2009; Cuellar, Jones & Sterrett, 2015; Suen et al., 2019).
Cabe precisar que, si bien ambas figuras cuentan con una percepción de apoyo parental
cimentada en el afecto y la comunicación, la percepción de la figura materna establece una
asociación directa con la percepción de normas inductivas paternas y en menor medida con la
percepción de afecto y comunicación paterna. En tal sentido las expresiones de afecto y nivel
de comunicación de la figura materna parecen generar un clima de armonía en la dinámica
familiar que promueve la comunicación asertiva y con ello el entendimiento entre sus
miembros. La participación conciliadora de la figura materna parece adquirir un alto nivel de
influencia en la dinámica familiar. Por lo que se concluye que en el caso de los adolescentes
que viven en una zona de alto riesgo psicosocial, la percepción del afecto y comunicación de la
figura materna adquiere un valor predominante en el afán de fortalecer, no sólo el vínculo del
adolescente con sus padres, sino el control efectivo que se ejerza sobre ellos.
Habiendo descrito y analizado las prácticas parentales desde el punto de vista de los hijos
adolescentes que viven en una zona de alto riesgo psicosocial, se procederá a discutir el análisis
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comparativo con una muestra de adolescentes que viven una zona no considerada de alto riesgo
psicosocial. El estudio nos indica que existe solo una diferencia significativa: la percepción de
que la figura paterna de un entorno de alto riesgo emplea formas rígidas para establecer normas
y exigencias es más frecuente, al percibido en una figura paterna de una zona no considerada
de alto riesgo. Ahora bien, para lograr una interpretación acertada sobre la diferencia y
entendiendo que las pruebas aplicadas no cuentan con índices que sugieran categorías, se
observa que en Bersabé et al. (2001) las medianas obtenidas, en los modos rígidos de
establecimientos de normas desde la perspectiva adolescente, se encuentran entre 26 y 29
puntos. Dicha observación nos sugiere que la figura paterna que vive en una zona de alto riesgo
evidencia unas prácticas parentales dirigidas en mayor cuantía a la rigidez, en su modo de
establecer normas y exigencias, a comparación de una figura paterna que vive en una zona no
considerada de alto riesgo. La percepción de formas rígidas en la conducción de los límites es
significativamente más frecuente en una zona de alto riesgo. Esta figura paterna intensifica su
conducta hacia el autoritarismo como un recurso (in)consciente de adaptación al entorno de
riesgo. La idea de inseguridad parece ser latente y con ello surge el temor inequívoco de estar
sujetos a cierto nivel de riesgo que se compensa con restricciones.
En este sentido, cabe mencionar que tanto la figura materna que vive en una zona de alto
riesgo como la que vive en una zona no considerada de riesgo, también demuestran esta
predisposición en la misma cuantía. La sensación de inseguridad en ambas debe generar
también una predisposición a manejar con mayor rigidez de la esperada las normas, por encima
incluso de la figura paterna que vive en una zona de alto riesgo. Es así que la figura paterna que
vive en una zona no considerada de alto riesgo es el único que demuestra en el estudio estar
dentro del parámetro de rigidez comúnmente obtenido.
Finalmente, salvo la diferencia a nivel de formas rígidas que fue descrito en los párrafos
anteriores, se destaca la similitud en las percepciones de los dos grupos adolescentes. Si bien la
literatura científica al respecto no sugería una hipótesis de respuesta definida, se esperaba que
la influyente variable zona de residencia establezca mayores diferencias. En efecto, intentando
delimitar dos grupos que viva en zonas de residencia catalogadas como zona no considerada de
alto riesgo y zona de alto riesgo, pero cuidando que compartan espacios, estímulos y aficiones
similares; es que se previno cierta cercanía geográfica que probablemente no fue la suficiente
para controlar la percepción paterna de inseguridad. En términos de normas y exigencias, la
figura materna que vive en una zona no considerada de alto riesgo, sobre la cual los hijos
adolescentes describieron sus prácticas parentales, ha demostrado ser una figura materna que
se expresa como si viviera en una zona de alto riesgo. Mientras que, a nivel de afecto y
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comunicación, la similitud que se describe en ambos grupos sobre las dos figuras parentales
nos hace concluir que en las familias del Callao existe una valiosa disposición al diálogo, que
junto a la espontaneidad propia de la persona que vive en esa provincia se genera un clima
armónico entre padres e hijos.
Como se indicó al iniciar el capítulo 4, corresponde analizar las diferencias de la
percepción de prácticas parentales de acuerdo al sexo del adolescente que vive en una zona de
alto riesgo. En tal sentido, se puede afirmar que los adolescentes varones significativamente
perciben un mayor nivel de crítica y rechazo de parte de ambas figuras parentales.
Es necesario destacar que los resultados del presente estudio evidencian con mayor
precisión que los adolescentes de ambos sexos perciben por igual la diferencia que existe de la
figura materna respecto a la paterna en lo que se refiere a las demostraciones afectivas y grado
de comunicación. Así, se reafirma que la figura paterna es la persona que menos apoyo parental
transmite, de acuerdo a la percepción de adolescentes hombres y mujeres. Este hallazgo
reafirma la propuesta teórica de esta investigación que, si bien existe una disposición en ambas
figuras parentales de construir espacios de afecto y comunicación, se asume que la figura
materna dispone de mayor tiempo efectivo para compartir con los hijos, y ello le brinda la
oportunidad de conseguir un mejor posicionamiento frente a ellos y mayor relevancia (Del
Barrio et al., 2009; Cuellar, Jones & Sterrett, 2015; Suen et al., 2019).
En lo que respecta a los modos en que los adolescentes hombres y mujeres perciben que
sus figuras parentales manejan las normas y exigencias, se encontró que no existe diferencia
significativa. El sexo no es un condicionante para que alguna de las figuras parentales realice
un trato diferenciado, a pesar que existe evidencia científica de que esperaría lo contrario. Esto
probablemente se enmarca en el concepto internalizado de los padres de que el nivel de riesgo
de la zona de residencia condiciona a ambos sexos a conducirse bajo las mismas normas. De
esta manera, la presente investigación concibe que el principal determinante de la forma en que
los padres imparten las normas sea el nivel de riesgo del entorno de residencia (Chetty, Hendren
& Katz, 2016; Madueño, Lévano & Salazar, 2020; Newbury et al., 2016).
Por último, corresponde analizar la relación entre las prácticas parentales percibidas por
adolescentes que viven en una zona de alto riesgo con respecto al nivel de riesgo que ellos
mismos perciben. En este punto existe una tendencia que relaciona inversamente el nivel de
riesgo percibido con un manejo rígido de las normas de parte de la figura materna. Cuan más
rígida sea percibida la figura materna, se observa un menor riesgo percibido de su entorno, y
viceversa. Considerando un marco intrafamiliar donde la madre representa el principal
elemento de apoyo parental, la actitud impositiva y exigente materna instala en el adolescente
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una sensación inconsciente “de estar protegido”, desestimando así los riesgos del entorno. Que
la figura materna asuma un rol autoritario sería un modo de asumir y ejercer un liderazgo que
establezca una ruta de acción siempre asumida como segura, al margen de no ser autónoma.
Sería por ello que, cuando la percepción de normas rígidas disminuye, la percepción de riesgo
aumenta en el adolescente, ya que en ese momento no percibe la directriz de la figura materna
que lo conozca y pueda orientarlo.
Finalmente, en cuanto a las limitaciones del estudio podemos mencionar que convendría
delimitar la muestra habiendo certificado el entorno de residencia del participante y no sólo
considerar el centro de estudios al que asiste. Así mismo, hubiera resultado un aporte
significativo el adaptar a nuestro contexto las escalas utilizadas. Y también, enriquecería el
estudio lograr incorporar a los padres mediante la aplicación de la prueba en su versión para
padres.
Conclusiones
En primer lugar, los adolescentes de una zona de alto riesgo psicosocial expresan, desde
su percepción, que sus padres priorizan el afecto, el interés y la comunicación cuando ejercen
ese rol, atribuyéndole especialmente al objeto materno dicha práctica. Asimismo, sus padres
recurren al diálogo cuando deben de supervisar o exigir el cumplimiento de sus límites; sin
embargo, en este punto cabe mencionar que a comparación del grupo control, evalúan a sus
padres de manera más autoritaria, entendiéndolo como una medida compensatoria a la
percepción de riesgo en el entorno de residencia, en tanto se evidencia que este matiz autoritario
impacta positivamente en la sensación de seguridad que tiene el adolescente que se desarrolla
en un entorno adverso. Finalmente, se demuestra que los varones, a comparación de las mujeres
del estudio, son más susceptibles a las expresiones de los padres, en tanto perciben de ellos
grados más altos de crítica y rechazo.
Ante lo expuesto, se sugiere que investigaciones posteriores puedan ahondar en la
influencia que tiene el entorno de residencia en las prácticas parentales, desde la percepción de
los propios padres, y cómo se relaciona ello con conductas de riesgo en adolescentes.
Considerando, además, la opción de construir o adaptar un instrumento que permita explorar la
percepción de niños sobre las prácticas parentales de sus padres, logrando obtener información
que permita intervenir en la dinámica familiar de manera más temprana.
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