La motivación trascendente promueve el bienestar del personal que se refleja en los
desempeños efectivos. Además, está más relacionado al aspecto cognitivo, bajo una cosmovisión de
creencias, valores y principios del individuo, lo que lleva a un bienestar total y al deseo de aprender
(Guerrero, La Rosa, & Díaz, 2015; Schnitker et al., 2020).
El desempeño docente se concibe como la práctica pedagógica visible, manifestándose
cuando el docente expresa su competencia y aprendizajes esperados (Gálvez & Milla, 2018).
Además lo constituyen las acciones que lleva a cabo en el aula e incluyen las acciones de
planificación y elección de material; asimismo, el conjunto de creencias actitudes y expectativas
dentro de su entorno de desempeño pedagógico (Sánchez-Claros, 2014).
El docente dentro de su desempeño tiene como finalidad ser retroalimentado y capacitado
para mejorar la calidad de enseñanza (Gómez & Valdés, 2019). Los docentes consideran que existen
cuatro actores principales que determinan la calidad educativa, los cuales hacen referencia a la
escuela, contexto, docente y gobierno, estos deben trabajar de forma colaborativa para lograrla
(Martínez-Chairez, Guevara-Araiza, & Valles-Ornelas, 2016).
El docente tiene cuatro competencias necesarias para desempeñarse adecuadamente,
competencias académicas, administrativas y sociales, estas permiten actuar con eficiencia en el
desempeño de cada una de las funciones encomendadas (Pacheco, 2016). Para Martínez & Carmona
(2009) las competencias son una suma de comportamientos que algunos individuos dominan mejor
que otros, que les permite destacar en una situación determinada.
La competencia no se limita a los elementos cognitivos basados en conocimientos, sino que
también involucra aspectos funcionales que determinan habilidades técnicas especializadas, así
como atributos interpersonales y los valores éticos que le permiten desenvolverse en contextos
específicos (Centro Europeo para el Desarrollo de la Formación Profesional, 2010; Oficina
Internacional del Trabajo, 2005). Para Echeverría (2002) en su estudio titulado gestión de la
competencia de acción profesional, plantea desde una visión holística cuatro competencias que van
desde competencia técnica, metodológica, participativa y personal, el cual, están basadas en el saber,
saber hacer, saber estar y saber ser respectivamente.
La competencia técnica, es aquella que posee conocimientos especializados de acuerdo a su
ámbito profesional y tiene la destreza del dominio de los contenidos y tareas relacionadas con su
actividad profesional. La metodológica se basa en el saber hacer, es decir saber aplicar los
conocimientos a situaciones reales con procedimientos correctos, así como solucionar problemas y
Revista de Investigación Apuntes Universitarios
ISSN 2312-4253(impresa)
ISSN 2078-4015(en línea)