privadas del estado peruano, esta iniciativa se denominó “Marco de Buen Desempeño Docente”
(Ministerio de Educación, 2012), el mismo, constituye una herramienta que indica los
dominios, competencias y desempeño que todo profesor de educación básica regular debe
poseer para evidenciar su buen desempeño como docente. Asimismo, este documento indica
que “los cuestionamientos sociales a los sistemas escolares y a los propios docentes exigen
sistemas de desarrollo profesional que aseguren una formación del magisterio a la altura de los
cambios sociales, que los acompañe y hasta los anticipe” (Ministerio de Educación, 2012, p.6).
Ante tal escenario, se comenta y se exige mucho sobre la gestión educativa y el buen
desempeño que cada docente debe ejercer en sus aulas (Gálvez & Milla, 2018), no obstante, la
realidad demuestra que el alcance de este desempeño se ha desvalorizado justamente por
cuestiones administrativas y la poca inversión en el activo personal docente (Peru 21, 2019).
Por ello, en el contexto internacional, la situación de la educación básica en el Perú no era
alentadora, aunque en los resultados de la última evaluación del programa internacional para la
Evaluación de Estudiantes (PISA) (La Republica, 2019), Perú subió al puesto 64 de 77 países,
subiendo en puntajes de lectura, matemática y ciencia; sin embargo, según la opinión de
expertos esta este país aún tiene que enfrentar muchos retos en el siglo XXI (Rojas, 2015).
Por otro lado, analizando el proceso educativo desde el papel de los docentes articulado
a las condiciones de la gestión educativa en la que se desempeñan, este viene a ser otro de los
factores ineludibles que determina la calidad de la educación; en este entender, Torres (2015)
afirma que es ineludible el hecho de que la calidad de la práctica docente, está ligado a la
capacidad de gestión educativa por parte de los administradores de turno; y por el lado de los
docentes también es necesario enfatizar el hecho de que en la mayoría de ciudades del Perú y
algunos países de Latinoamérica se observan dificultades como el poco interés para una
capacitación continua, dificultad en el manejo adecuado del salón o aula de clases, dificultad
en el manejo del enfoque por competencias, poco compromiso para el alcance de los objetivos
institucionales, doble jornada laboral y lo que aún es más vital falta de estímulos o incentivos
(Rodríguez-Sosa & Hernández-Sánchez, 2018; Tapia & Tipula, 2017).
Si estas dificultades continúan, las instituciones educativas podrían verse afectadas en
asuntos de carácter administrativo y de gestión educativa, en general, afectando de manera
negativa a su agente principal: el estudiante. Al respecto, la realidad en el departamento de Puno
también revela las deficiencias mencionadas en párrafos anteriores, por ejemplo, en un informe
reciente realizado por el Ministerio de Educación (2017) a través de la Unidad Estadística se
Revista de Investigación Apuntes Universitarios
ISSN 2312-4253(impresa)
ISSN 2078-4015(en línea)