capacitarlos para transformar su conocimiento. (Bruno de Castelli, E. Beke, R, 2004,
p. 2)
Tal como plantean Calsamiglia y Tusón (1999) este no es un proceso estático, sino
que sus etapas interactúan entre sí con el fin de activar operaciones como la replanificación,
redefinición, reescritura, etc. En sí, “la persona que escribe actúa a través de un monitor o
mecanismo de control que regula y dirige los distintos procesos que se van interrelacionando
a medida que la actividad progresa” (Calsagmilia y Tusón, 1999, p. 82). Por lo tanto, “El
discurso no surge de la nada. Siempre hay alguien detrás (…) El discurso refleja sus puntos
de vistas, su visión de mundo. Comprender el discurso es comprender esta visión de mundo”
(Cassany, 2006, p. 33). Entonces, esta idea abarca el dominio de la lengua materna, las
destrezas cognitivas y, además, la interrelación social de lector, en donde nace el significado
de la lectura, ya que se ponen en diálogo las ideologías del lector y el autor, considerándolos
como elementos en constante discusión.
Solé, por su parte, considera importante que el lector, antes del proceso de escritura,
realice una sinopsis de lo que ha leído, ya que de esta forma podrá comprender y,
posteriormente, se podrá realizar la escritura: “(…) a partir de esta concepción, se vuelve a
poner de manifiesto el papel activo del lector en el proceso de lectura y de la influencia de
sus expectativas y bagaje en lo que comprende, y en lo que produce a partir de su
comprensión” (Solé. 1992, p. 128).
La metodología A+S
La metodología de Aprendizaje+Servicio (A+S), tal como señalan Puig Rovira y
Palos Rodríguez, consiste en “vincular estrechamente servicio y aprendizaje en una sola
actividad educativa bien articulada y coherente” (2006, p. 61). Gracias a esto, se caracteriza
por la reciprocidad que existe entre la universidad y la comunidad, lo que la diferencia de
actividades de solidarias unidireccionales, más cercanas al voluntariado. Sumado a esto, la
metodología A+S llevada a instituciones educativas representa una innovación pedagógica
que beneficia positivamente la motivación de los estudiantes, además de contribuir con el
desarrollo de competencias y actitudes (Tedesco, Peyrano. Rial, y Tapia, 2008).
Las actividades de A+S suelen ser desarrolladas por estudiantes universitarios que
cursan una actividad curricular que es parte de su itinerario formativo. No obstante, es posible